jueves, 28 de julio de 2016

Reflexiones sobre la pedagogía Güemesiana

por: Fernando García Bes
Salta 1890
Su ocultamiento y una posible contrapartida
Compatriotas Güemesianos:
Cuando quisimos armar mentalmente la columna verbal para expresarnos hoy, coincidimos que un significativo y esclarecedor arranque serían estos párrafos que pertenecen a una comunicación epistolar de Carmen Rosa San Miguel - artista plástica salteña ya fallecida, cuyo cuadro, "El General Güemes y sus gauchos" integra la colección del Museo Histórico del Norte, en el Cabildo de Salta - a la que un familiar se los publicó en un libro titulado "Mi niñez". Este escrito de 1973 dice así: "La historia es cosa seria, no se puede bastardear sin caer en ridículo o en descrédito. Es muy agradable rectificar las líneas torcidas, malignamente trazadas de historiadores que escamotearon la verdad histórica, silenciando los méritos ajenos, para brillar solo ellos.
Uno de esos casos es el de Güemes. Se lo negó por envidia y por eso ahora brilla más.
La historia Argentina está escrita a entero sabor porteño con trivial vanagloria y nada más. Es una especie de patriotería decorativa más que una auténtica verdad.
Negaban el inmenso mérito que tuvieron Salta y Güemes, cuando solos, sin ninguna ayuda, contuvieron las invasiones españolas con una hombría que asombraba y confundía a los mismos invasores que llegaron a decir: "a este pueblo no lo dominaremos jamás". Hasta los niños y mujeres combatían. Salta era la provincia más próspera y quedó completamente arruinada y sin comercio con los países vecinos. Todo el siglo XIX fue casi de miseria.
Güemes fue un gigante y se lo hizo pasar por un atorrante, mujeriego, arrabalero, jefe de chusma y perseguidor de la gente decente.
En realidad sentía la urgencia de proceder con espíritu democrático, cuando aún en el mundo no existía y apenas se vislumbraba ya él lo practicaba.
Cada uno de sus gauchos, el más humilde y desarrapado para él era sagrado, en el sentido que los valoraba como persona y les brindaba su amistad, su cariño y protección". (*1)
Hasta aquí Carmen Rosa San Miguel y sobre la frase de "hasta los niños y mujeres combatían", permítasenos una recordación para Víctor Juan Garino, aquel ejecutor del majestuoso monumento al pie del San Bernardo, quien en el grupo escultórico posterior, magníficamente expresa lo mismo en el idioma de su arte.
Los dichos dichos, traducían claramente un pasado. Y hoy, muchos años después de ellos, a Güemes se lo sigue ocultando, y siempre por el mismo motivo: porque fue un gigante.
Como militar su carrera fue descollante y todos sus grados fueron ganados correlativamente, con méritos más que suficientes y podríamos agregar que la mayoría de los ascensos fueron motivados por acciones de guerra.
Debemos aclarar también que su desenvolvimiento castrense fue dentro de una variedad, o especialidad bélica que Olga Fernández Latour de Bottas, nos trae a análisis cuando en su libro sobre el General San Martín dice que:
"Llegó con la doble ciencia de la guerra que había visto hacer de modo tan eficaz en España: las guerrillas y la organización de cuerpos regulares que había conocido en sus luchas con las tropas francesas, las más valientes y las más disciplinadas de su tiempo. Comprende que el triunfo de su patria sería la consecuencia del empleo tenaz e inteligente de esos dos medios: el
de los cuerpos regulares y el de las guerrillas. Sin uno no podría triunfar; sin el otro no podría conservar los frutos de la victoria".(*2)
Desde esta lectura interpretamos que San Martín al advertir las cualidades de nuestro héroe se dio cuenta inmediatamente que: "En el norte eran suficiente Güemes con sus gauchos", y él se dedicó a sus granaderos.
Mientras tanto Güemes a su vez le dice a Belgrano: "que está todo dispuesto de un modo que a mi primera voz se presentarán los bravos que han de hacer sentir todo el peso del rigor, sin que sea necesario, mientras llegue ese día, se separen de sus labores y talleres, ni del lado de sus familias."
(*3)
Ese día, o esos días, nos permitimos recalcar son los que insuperablemente pone de relieve Garino en el sector ya mencionado del Monumento a Güemes en Salta. Porque si se nos permite seguir con digresiones, cuan importante sería una fotografía de ello, - o sea de la mole de bronce que tomó la forma de un hombre que monta un caballo firmemente sujetado, mientras se percibe claramente un mudo grito que pregona ¡Viva la Patria!, en tanto una mujer con un niño en brazos y otro aferrado a su pollera, alcanza la lanza al labriego que en ese instante interminable se transformó en guerrero, en tanto un perro contempla la escena atento a la orden de salir a olfatear los rastros de los godos, por las huellas de las quebradas y valles, de la
indómita Suramérica de aquellos tiempos-. Cuan importante sería, decíamos, una fotografía de ello en las habitaciones de nuestros jóvenes, reemplazando - o por lo menos al lado para que exista la posibilidad de comparaciones reflexivas - a las de astros deportivos afectos a las drogas o de estrellas de la televisión de brillos tan efímeros y opacos.
Fuerte de Buenos Aires
Prosiguiendo con nuestro gigante, debemos decir que hemos escuchado alguna vez que: para poder ser un buen jefe se debe haber demostrado primero que se ha sido un buen subordinado. Y Güemes lo fue. Pruebas hay miles, pero permítasenos el recuerdo de aquella oportunidad en que recorrió setenta y nueve leguas en tan solo dos jornadas; desde la Candelaria hasta Buenos Aires acompañando a quien tenía que entregar un oficio a Liniers exactamente el 12 de agosto de 1806, día de la Reconquista de Buenos Aires ante las invasiones inglesas. Ahora, aritmetizando un poco más, debemos decir que recorrió 395 Km. en tan solo dos jornadas tras el cumplimiento de una orden. En esa época contaba con dos décadas de vida y ya sus superiores jerárquicos, entre ellos el veterano comandante de infantería don José Ignacio de Merlos, lo definía a Güemes como: "Sujeto de honor, actividad e irreprensible conducta."(*4)
Nuestro héroe, fue gigante en muchísimas cosas más - no en todas porque fue humano - pero avanzando un poco, lo analicemos como enemigo: ¿Se le conoce alguna orden de fusilamiento de sus prisioneros? ¿Se le atribuye alguna instrucción de saqueo para beneficio personal de él o de sus tropas luego de un triunfo?.
De sus dotes de amigo habría que indagar con detenimiento su relación entre otras con José Antonio Pacheco de Melo. Y su carencia de odios y rencores, el reconocimiento de las cualidades humanas ajenas y la limitación de los bajos intereses personales en pro de los altos objetivos comunes, sobre todos los patrióticos, se aprecian en la relación con el General Belgrano, con quien ya es en extremo conocido y quizás demasiado anecdotizado un primer desencuentro. Pero, con el correr del tiempo, podría decirse que uno de los mejores broches de oro del desenlace es el siguiente párrafo epistolar del 6 de noviembre de 1816 desde Huacalera: "... trabajemos con empeño y tesón que si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria que es la única recompensa que deben esperar los patriotas desinteresados". (*5)
Tan, pero tan gigante, que influyó grandemente en la literatura local, regional y nacional. Nos resultaría sumamente fácil la demostración de esto último. Pero entraremos solamente en dos comentarios poco conocidos al respecto. Uno, una conjetura y el otro una aseveración perfectamente documentada pero lamentablemente desconocida o ignorada. La suposición que hemos mencionado se refiere a que cuando Santos Vega dice:
                                
Si jamás independiente
veo el suelo en que he cantado
no me entierren en sagrado
donde una cruz me recuerde;
entiérrenme en campo verde
    donde me pise el ganado.
El poeta Obligado, ya habría viajado por Salta y ya estaría nutrido de sus historias y leyendas que tan bien supo traducir en sus escritos, los cuales lamentablemente también son poco conocidos.
Y ya, alejándonos de la conjeturación y encaminándonos a lo concreto, rescatamos del "Güemes Documentado" esta página que entendemos humildemente, debería ser obligación que la conozcan los educandos argentinos de todos los niveles. Es la 170 del Tomo I y dice así: "... padres estos de José Hernández el célebre autor del famoso poema Martín Fierro. Cabe señalar que en momentos de desventura en su adolescencia este nieto de Diego José de Pueyrredón y de Juana Francisca de Zegada encontró tiernísima protección en su señora tía Victoria, a quien él cariñosamente llamaba "Mamá Totó", y, sin duda, en ese ambiente familiar que lo acogía asimismo, el eco o resonancia del prestigio que había sabido granjearse Güemes en 1810 por su valiente accionar del que esos abuelos fueron testigos y testigos presenciales. Decimos esto no sin fundamento: el 21 de noviembre de 1972 la señorita Isabel González del Solar y Hernández, hija de Isabel Hernández y nieta del "célebre autor", nos favoreció con una carta en la que nos dice: " No he olvidado su interés por el origen del nombre de Martín Fierro. Como le prometí, busqué entre anotaciones de mi madre y encontré esa nota que adjunto. Está de acuerdo con lo que siempre hemos conocido, con un agregado también aceptable". La aludida "nota adjunta", en lo pertinente, reza así: "Dijo mi padre: Llamé Martín Fierro al héroe de mi historia, pues de fierro es el  temple del hijo del desierto y no podría encontrar mejor nombre para colocar en el escudo de ese señor de la llanura.
Martín es un nombre que dejó en la Historia su huella de valor y de hidalguía. Juan Martín de Pueyrredón patriota y ecuánime defensor de los derechos de sus conciudadanos y el ínclito general Martín Güemes que con sus valientes gauchos, hermanos de éste que nació en la pampa, defendió las fronteras argentinas del avance español.
"Y este escritor, queriendo que su libro fuera genuinamente nacional, compuso ese nombre que es un emblema de valor y un símbolo de energía".
La remitente, en esa "nota adjunta", como queriendo proporcionarnos una referencia objetiva, fidedigna y por ende perdurable, desechando el nombre de Juan Martín que habría sido incluido en la evocación, al parecer, por mera razón de simpatía parental, nos expresa: "No podemos asegurar que estas (las de las anotaciones de la madre que por nuestra cuenta hemos subrayado) fueran palabras textuales de José Hernández. En el ambiente familiar ha vivido también esta versión en la que el nombre de Güemes es exclusivo. Esta es la que hemos repetido siempre, confirmada con variado testimonio oral: Martín Fierro se formó honrando la memoria de Martín Güemes, el más gaucho de nuestros guerreros, y considerando de fierro el
temple del hijo de la pampa... En conclusión: siempre hemos tenido la certeza que en Martín Fierro se unieron el nombre de Güemes y el férreo temple del gaucho". Hasta aquí Luis Güemes y nosotros nos atrevemos a corregirle, perdón más que ha corregirlo agregarle, que Martín Güemes fue el más gaucho de nuestros guerreros", como bien lo dice, pero también "el más guerrero de nuestros gauchos".
Por todo esto, a semejante hombre, es imposible ocultarlo, y como no lo pueden lograr los enemigos de su figura, de su línea de pensamiento, de su filosofía, se ocupan - reitero ante la imposibilidad de ocultarlo - de empequeñecerlo. Y esa consigna es con seguridad por aquello que claramente trasluce el pensamiento del actual Santo Padre, al recordarnos que más perjudicial que los malos ejemplos es la carencia de arquetipos.
Y Güemes es un arquetipo en serio. Si no lo hubiera sido, no habría marcado en poco más de tres décadas de vida, en una época, en que los medios de difusión eran escasos y además contrarios a sus campañas - repito - no habría marcado su memoria de tal manera que motive que en este febrero estemos tratando de evitar que el 217º aniversario de su natalicio pase inadvertido. Y significativamente hoy, año 2002, esta conmemoración se realice en un lugar que su cuerpo recorrió el último día de su vida con salud corporal en esta tierra. ¿Quién puede negar o por el contrario afirmar, que en esta habitación donde nos encontramos reunidos sospechó que se le estaba tendiendo una emboscada que lo arrastraría a la muerte?.
Porque debemos recordar señores que estamos en la Tesorería Real de la Intendencia de Salta del Tucumán. Y que en este solar no nació pero si vivió gran parte de su vida y también metafóricamente lo podríamos decir: "nació a la inmortalidad", este Padre de la Patria, a quien también lo podríamos catalogar, espiritual y filosóficamente como "Padre de nuestra Raza Criolla".
Por lo hasta aquí expuesto, - aunque hay más para decir por supuesto - rogamos a Dios que este solar histórico, conserve en su atmósfera los manes que nutrieron el espíritu de uno de los mayores independistas que ha pisado estos territorios desde el día de la creación. Pero además del ya mencionado ruego a Dios, solicitamos formalmente, a las autoridades que corresponda que se tomen los recaudos y se ejecuten las medidas necesarias para impedir que algún día este solar pueda ser demolido. Porque se debe saber claramente, así ha ocurrido ya y huelga argumentarlo, que demoler la historia es sepultar la identidad. Y sepultar la identidad es llevar a la patria a un estado de agonía.
Creemos que se debe decir también, que a Güemes se lo combate ignorándolo porque fue un auténtico caballero cristiano; "... porque el caballero cristiano - al decir de Manuel García Morente - es pues un paladín defensor de una causa, deshacedor de entuertos e injusticias, que va por el mundo sometiendo toda realidad, cosas y personas, al imperativo de unos valores supremos, absolutos, incondicionales. Y lo que lo caracteriza- además - y designa como paladín no es solamente su condición de esforzado propugnador del bien, sino, sobre todo, el método directo con que lo procura".
De esa condición primaria del caballero, paladín de su propio ideal, derívanse un cierto número de preferencias más concretas que vamos a enumerar rápidamente. En primer lugar, la preferencia de la grandeza sobre la mezquindad pero ¿qué es la grandeza y qué es la mezquindad?. Grandeza es el acto por el cual damos un valor superior a lo que somos sobre lo que tenemos. Mezquindad es justo lo contrario, esto es, el acto por el cual preferimos lo que tenemos a lo que somos... Pone siempre su ser por encima de su haber... Vale uno por lo que es y no por lo que posee... Prefiere padecer toda escasez y sufrir trabajos antes que doblegar la conciencia... (*6)
Otra consecuencia del "ser" caballeresco - téngase en claro que seguimos parafraseando al filósofo español - es la preferencia del arrojo a la timidez o de la valentía al apocamiento... No siente miedo más que ante Dios y ante sí mismo... escaso y escueto, o abundante y rico en matices, el ideario del caballero tiene la suprema virtud de ser suyo, de ser auténtico, de estar íntimamente incorporado a la personalidad propia.
Sería muy productivo pero rebasaría tiempos y también paciencias seguir incursionando de la mano de García Morente sobre: "Altivez contra servilismo", "Más pálpito que cálculo", "Personalidad", "Culto del Honor", "Idea de la muerte", "Vida privada y vida pública", "Religiosidad del caballero" e "impaciencia de la eternidad", para comprobar la moldura hispánica de quien hoy nos motiva el encuentro. Moldura hispánica fidedignamente heredada, pues si transcribiéramos - como nueva prueba de vuestra paciencia - un último párrafo más del filósofo aludido, el que sintéticamente dice: "consiste en poner cada acto y cada cosa en relación inmediata y directo con Dios" nos daríamos, al revisar papeles del progenitor de Güemes, con que esta era precisamente la manera con que ejecutaba y firmaba su documentación: "Los Ministros Generales de Real Hacienda de la Provincia de Salta, Tesorero Dn Gabriel de Güemes Montero y Contador Dn Diego Rabasa. Certificamos en cuanto podemos y el derecho nos
permite a todos los que la presente vieren como habiéndose certificado, finalizado y concluido todas las cuentas de Administración y Tesorería que se han llevado en las de nuestra incumbencia en todo el año próximo pasado de 1790 el día 31 de diciembre de él, se hallan legales ciertas y verdaderas en toda su extensión sin ocultación de partida alguna de cargo, ni aumento de data lo que así juramos por Dios Nuestro Señor y este signo de la Cruz.  (En el original consta dibujada dicha cruz) y si lo contrario pareciese, salvando yerro, o equivocación involuntario, nos obligamos a las penas establecidas por derecho; con lo cual queda cerrado este libro hoy >día de la fecha y así lo certificamos en esta Tesorería General de Ejército y Real Hacienda de la Provincia de Salta a 2 de enero de 1791".
De 1791 a 2001, 2002 leve salto de dos siglos y algo más y ¡qué diferencia!. Los funcionarios juran por los Santos Evangelios y que Dios y la Patria los demanden, pero ya no existe el sabio Juicio de Residencia instituido por las tan denostadas - por algunos - Leyes de Indias, que bajo ningún punto de vista permitían que se licuaran las responsabilidades de los funcionarios de gobierno, y por lo tanto, por supuesto, no se sufrían las consecuencias que se padecen hoy.
Y ya que dimos este paso con zancos en la historia, antes de entrar en otros enfoques breves para arribar al final, permítasenos decir a guisa de comentario ya que estamos conmemorando un natalicio, que desconocemos la fecha del nacimiento de Lavalle o de Rivadavia por ejemplo y no sabemos de alguna ciudad en donde se las recuerde. Esto nos lleva a la suposición que, si nuestro héroe no hubiera muerto e inevitablemente -porque suponemos que se hubiera opuesto a las mismas- tendría que haber entrado en las luchas fraticidas de la llamada organización nacional, lo habría hecho del lado del bando federal.
Además, al seguir imaginando oleajes que se desplazan y sacuden en el tempestuoso mar de la historia, de lo que si estamos seguros es que nuestro Martín Güemes de haber sido contemporáneo nuestro tendría su nombre y su recuerdo mezclado con el del Teniente Primero Estévez, con el del Sargento "Perro" Cisneros, aquel del lema: - ¿Rendirme yo?, solo después de muerto hablaremos, - y él lo cumplió. Con el del Sargento Blas, con el del Cerrillano Cabo Primero Patricio Guanca y de tantos otros que duermen su sueño eterno en las turbas malvineras, o en el fondo de las frías aguas del Atlántico Sur.
Y mencionando esto estamos muy seguros de lo que decimos, porque Güemes no escribió la historia con tinta sino con sangre y no con la ajena sino con la propia. Y en cualquier época que hubiera vivido no habría sido gran maestro de la pluma y la palabra, ni de ninguna otra cosa, sino solamente como lo fue en la época que le tocó vivir, el gran maestro de la pedagogía de la sangre. De esa pedagogía que requiere del arrojo, de la entrega hasta la crucifixión si se quiere; crucifixión plena en la cruz de la Patria para su nacimiento. Crucifixión en un cadalso cuya base fue en algún momento de la historia Argentina la Antártida. Ese territorio antártico argentino que ya ni en los mapas modernos aparece, de tantas mutilaciones y desmembramientos para los que  se la viene preparando a nuestra República.
Y claro, si hasta los mapas de nuestro país los importamos de Taiwán. Y lo reiteramos porque estamos seguros, si Güemes hubiera sido figura masiva y permanentemente mostrada y  enseñada a nuestros educandos, no habría sido tanto el daño que el cipayaje logró infringir al país.
Porque Güemes enseñó en la teoría, cuando escribió el 2 de noviembre de 1820 en carta a Bernardo de O' Higgins en la que dice: "todo me falta, es verdad, porque nada he conseguido de las Provincias Unidas... me he arrostrado a la pobreza y socorridas mis divisiones con un chiripá de picote y una jerga por vestuario, ha desfilado ayer la primera y van a seguir las otras, llevando si grabado el lema Morir por la Patria es gloria", pero fundamentalmente su mérito innegable es que puso en práctica, lo de morir por la patria es gloria, constituyéndose en lo que decíamos al principio: en un "arquetipo". Lo dicho por nosotros, lo corrobora don Juan Manuel de los Ríos al expresar: "Güemes puede servirnos de bandera en los momentos difíciles en que vivimos: su fuerte personalidad espiritual y política no puede estar reducida a una simple expresión folclórica, o a un sentimiento vago y egoísta de vanagloria local.
La política que practicó, sus sentimientos americanos, su concepto del territorio y de su integridad, su amor a Salta, a sus hijos, a su tradición, es algo que debe hacer meditar a todos, en estos tiempos de desorientación política que nos ha tocado vivir". (*7)
Y a este "arquetipo" se lo ocultó ayer y se lo disminuye hoy. Y desde el nacimiento nuestra patria decrece y hoy agoniza. Y un pensador - el Dr. Jorge Dragone - nos adelanta: "Que triste ha de ser, ser huérfanos de patria", y aquí podríamos agregar: la mayoría de las madres biológicas que mueren van al cielo, pero las Patrias, donde irán?. Seguro que al cielo, pues tienen Angel de la Guarda propio cada una; así es teológicamente. La duda es si también podrán ir allí, los hijos que fueron indiferentes con su vida y que la dejaron morir sin morir ellos primero.
¿Será por esto que se oculta la pedagogía güemesiana?. ¿Será que los historiadores oficiales aunque se digan independientes, de las editoriales oficialistas aunque sean privadas, son indiferentes a que la patria viva o no?.
Consideramos importante acotar, que el profesor Colmenares en su opúsculo titulado "Martín Güemes" y subtitulado "su gesta nuevamente empequeñecida en dos extensas obras sobre historia de la Argentina", nos viene a ratificar tras muchos años de decirnos el mismo también, lo que al principio nos decía Carmen Rosa San Miguel que: "la historia argentina -la oficial, la mitrista, la que trasciende agregaríamos nosotros, porque gracias a Dios conocemos a autores de allí, de valía, pero sabemos que se retacea la difusión de sus trabajos - está escrita a entero sabor porteño... negaban el inmenso mérito que tuvieron Salta y Güemes cuando solos sin ninguna ayuda contuvieron las invasiones españolas...". Entonces nos alecciona el presidente vitalicio del Instituto Güemesiano en el trabajo mencionado, sobre la capacidad de síntesis de la encargada de la gesta güemesiana en la Nueva Historia Argentina, que llegará a tener 12 tomos, quien en 200 palabras, no páginas y ni siquiera párrafos sino palabras, desarrolla el tema que a otras personas le motivaron más de 5.800 páginas como es el caso por ejemplo del Güemes Documentado.
También hay, una Nueva Historia de la Nación Argentina, de 10 tomos y dispuesta su elaboración por la Academia Nacional de la Historia. De esto se podría decir, que no es "nueva historia" sino que es "historia vieja" y repetida, por los errores históricos, y por la reducida valoración, pues bien dice Colmenares que: "la heroica muerte de Güemes en plena selva y tras diez días de agonía no puede narrarse en una página". Y termina diciendo "lo desagradable es el resultado final: la gesta güemesiana nuevamente quedó empequeñecida". (*8)
Y muchas cosas más lamentablemente son así. Si observamos el libro "Los Gauchos", editado por la Secretaría de Cultura de la Nación,  apreciaremos el escaso espacio disponible para Güemes y sus gauchos y descubriremos también que lo han rebautizado, ya no es Martín Miguel Juan de Mata, allí es Juan Martín Güemes.
Estas cosas mencionadas son fruto de algo intencional o de indiferencia por parte de los responsables. Nos inclinamos a atribuir los hechos a la primera causa es decir la intencionalidad.
Porque tenemos también para hacer recordar que un proyecto de Ley de declaración de feriado nacional el 17 de Junio de cada año en conmemoración de la muerte de Güemes se transformó en declaración de "día nacional de la Libertad Latinoamericana", y parece que dicen también en homenaje a Güemes.
Esto también es intencional, señores, es distractivo, es dilatorio, es negar la posibilidad al pueblo argentino que conozca, que reconozca, que ame, que imite la pedagogía güemesiana. Y así como no se puede amar lo que no se conoce, es evidente que no se puede imitar lo que se ignora.
Quienes lo y la conocieron bien a Güemes y su gesta son los Nina. ¿Sabemos quienes son los Nina?(*), Son aquellos cuyo antepasado José, fue peón del General y lo vio morir en la quebrada de la Horqueta. Y les fue trasmitiendo a sus descendientes, una pasión por la persona a tal punto, que Miguel Angel Salom, llega a decir en un escrito que: "en el rancho de los Nina, Güemes era un dios y su recuerdo una religión".(*9) Y hay otros escritos que han estado a nuestro alcance que mencionaban a Güemes como un inspirador de la religión laica de la patria. Y será por eso que hay papeles que rezan así:
Tu recuerdo el olvido sobrepasa,
al honrarte en forma permanente
gran parte de agradecida gente
por tu paternalismo de una raza.
Del fuego de tu sueño quedó brasa
que la aviva medio continente,
en forma humilde pero consciente
que no ha sido tu grandeza escasa.
¡Crucificado por la patria fuiste!,
y sin sentir pecado quedo triste
por argentino y por nacido aquí,

cuando pasando frente a tu busto,
se me van las manos y... ¡freno justo!,
las ganas de persignarme ante ti.
Pero ya para ir terminando, vayamos dejando las cosas en claro. Güemes fue un dios - con minúsculas - pero dios al fin   para los gauchos, no de los gauchos. Porque al fin el Dios de Güemes y de los gauchos era al decir del historiador inglés Ferns el "... hombre que sufrió y murió con bravura, que era parte de Dios, que se levantó de entre los muertos, cuyo poder y gloria se manifestaba a todo el mundo en la ostia y cuya presencia podían buscar cuando querían hacerlo. Esta era la religión de los gauchos ". (*10)
Esta es la aclaración que anunciábamos al respecto: nuestro General fue el único soldado de la independencia, que está documentado, que a su solicitud agonizó y murió asistido por su capellán quien le administró los últimos sacramentos.
Huelga ya insistir sobre lo saludable que sería, para la salud de la patria, la difusión a nivel nacional de la pedagogía güemesiana.
Por ello para la salteñidad en general y el gauchaje en particular, queremos dejar la inquietud de insistir en el pedido de declaración de feriado nacional en nuestro país en recordación de nuestro mártir por la patria. Para ello invitamos a la organización para la realización de una 
marcha a caballo a Buenos Aires, llevando el correspondiente petitorio, ante el Congreso de la Nación.
Esta marcha además debería llevar réplicas del Señor y de la Virgen del Milagro, para que estas queden definitivamente, en grutas que se deberían hacer construir en el imponente monumento a Güemes en Buenos Aires; porque el Milagro, Salta y Güemes, siempre fueron una sola cosa y en la Capital Federal así lo tienen que seguir siendo, pero también para reafirmar que la epopeya güemesiana fue netamente cristiana.
De concretarse esta peregrinación patriótica, la misma tendría que salir de nuestra ciudad, por donde se está dando en llamar Acceso Norte, que es un trayecto donde la divisaría desde su gruta la Inmaculada Madre del Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús, que es la nueva advocación de la Virgen, que nos está beneficiando con sus apariciones en nuestra provincia
y sería también con seguridad un factor más de protección y ayuda para la consecución del objetivo fijado.
Pero volviendo a los enfoques históricos, ¿Por qué llamar Acceso Norte a la Quebrada de Chachapoyas, que es por donde ingresara al valle de Lerma el General Belgrano y sus tropas el día anterior a la batalla del 20 de febrero de 1813?. Si no se ratificara su nombre histórico-geográfico de Chachapoyas, ante los argumentos de antigua data que rondan y que la dan cuando pasa por la Lagunilla, como la ruta que siguiera nuestro héroe ya herido de muerte hacia la Quebrada de la Horqueta (*11),  se podría  llamar teniendo en cuenta esto último "La Senda Gloriosa", o "Camino a la Guardia Bajo Las Estrellas". Pensamos que son detalles que se le han pasado a quienes les corresponde ello. Pero también pensamos que hay tiempo y habrá decisión de corregirlos.
Y ya al final, y al margen de las consideraciones históricas que puedo haber repetido de terceros o humildemente haber aportado, en esta circunstancia que me entero que se ha dado en llamar conferencia, denominación que soy conciente, supera ampliamente mis limitados conocimientos sobre el tema que nos ocupa, pero si están a nivel y lo digo con mucho orgullo personal, mis ansias de rendir homenajes para mantener en el recuerdo muy en alto la figura de Güemes. De la figura de ese Güemes, que nos permite argumentar con seguridad, ratificando los datos religiosos y científicos en contra de la idea de la reencarnación - tan en boga hoy por la cantidad de sectas que pululan - porque si esta teoría fuera real este país no estaría como está, pues ya habría en marcha una nueva gesta güemesiana para una segunda independencia nacional. Y no estaríamos sus habitantes en esta situación, en la que apenas nos podemos conformar, con buscar una punta en el ovillo de los hechos del pasado, que nos permita hacer algunas madejas, para tejer una bufanda con la verdadera historia, por ver si se logra que abrigue y reconforte aunque sea un poco, en este prolongado invierno que venimos sufriendo con la patria.
¿ Y porque puntualmente una bufanda nos preguntarán seguramente?.
Bueno, porque quiera Dios, que cuando salgamos de este ámbito, lo hagamos con la idea y llevemos protegida la garganta y el pecho para que si nos dijeran "a boca de jarro": ¿Quién Vive?. La respuesta inmediata e indubitativa sea "¡La Patria!".
Porque esa, ¡Señores!, que no quede ninguna duda, esa fue, es y será la síntesis absoluta de la pedagogía güemesiana. Esa, la que hacia adelante nos muestra la eterna esperanza, pero solamente si hacia atrás nos afirmamos en la tradición.
Fernando García Bes
Bibliografía citada:
(*1): Carmen Rosa San Miguel Aranda - "Mi Niñez"- Recopilación y complementación: Carmen Rosa San Miguel de Morano - DEI GENITRIX - COLECTIOSAF - La Plata - 1999 - pág. 129.
(*2): Olga F. L. de Bottas - "La ofrenda de Gérard al Libertador San Martín - Edición Obras de Ferlabó - Buenos Aires - año 2.000 - pág. 28.
(*3): Bernardo Frías - Historia del General Güemes y de la Provincia de Salta o sea de la Independencia Argentina, Tomo IV, capítulo XXXI. Año 1971. Fundación Michel Torino - ediciones Depalma Buenos Aires.
(*4): Luis Güemes - "Güemes Documentado" Editorial Plus Ultra - Buenos Aires -Año 1979 - Tomo 1 pág. 169
(*5) Documento: Carta del General Güemes al General Belgrano - 06 de noviembre de 1816 desde Huacalera. Archivo y Biblioteca Históricos de Salta.
(*6). Manuel García Morente - "Idea de la Hispanidad" - editorial Espasa - Calpe - Madrid - año 1961 - Colección Austral - pág. 58 en adelante
(*7): Juan Manuel de los Ríos - Güemes ante la historia - Edición Club Kiwanis de Salta - año 1971 - pág. 31.
(*8): Luis Oscar Colmenares - Martín Güemes: su gesta nuevamente empequeñecida en dos extensas obras sobre historia de la Argentina. Editorial Gofica, año 2001- pág. 12 en adelante.

2 comentarios:

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  2. Estimado Dr.
    Solamente los generales San Martín y Pueyrredón supieron leer tempranamente los indiscutibles valores de Martín Güemes. Cabe señalar que apenas arribó nuestro héroe a Tucumán junto con el granadero entonces, Hipólito Bouchard, nombró a Güemes Jefe de Avanzadas del Río Pasaje, ¡Vanguardia de San Martín! con una brillante e inmediata acción posterior en el Tuscal de Velarde, (and so one) que lo honra definitivamente y hacia la gloria.
    Cordialmente
    Jorge Sáenz

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