sábado, 11 de junio de 2016

Güemes y la Revolución de Mayo.

Vista interior de la entrada al Cabildo de Salta
Por: Jorge A. Gianella
Quizás sea poco conocida la comisión que desempeño Martín Güemes, por orden y para la defensa de la revolución.
Debemos tener en cuenta, que los hechos que acontecieron en Buenos Aires en la semana del 22 al 25 de mayo de 1810, que culminan con la proclamación de la Junta que tendrá como presidente a don Cornelio Saavedra no fue respaldada por las demás provincias, solo contó con la aprobación de Salta; En Córdoba se concentraron las revueltas antirrevolucionarias, las que tenían como estandarte la figura del hombre quien fuera virrey del Río de la Plata, luego de las Invasiones Inglesas, Don Santiago Liniers. Dice al respecto  el historiador Luis Güemes en el Güemes Documentado tomo 1 página 180 “Un aberrante afán inquietó a Mariano Moreno, el secretario y numen de la junta del 25 de mayo, casi desde el momento en que asumió su cargo: el de apoderarse cueste lo costare, de la persona física del héroe de la Reconquista  y de la Defensa, don Santiago de Liniers.”

Al referirse a mayo de 1810, Fernando Figueroa en “la muerte de Güemes: Antes y después” Boletín Güemesiano N° 17-18 página 69 dice: “El grito revolucionario del 25 de mayo de 1810, inserto en el antedicho enfrentamiento, pone al descubierto la fisura entre la gente del puerto de Buenos Aires y del interior, cuyo germen se inicia en el siglo XVIII con la creación del Virreinato del Río de la Plata - con Buenos Aires por  cabecera – y se desarrolla a lo largo del siglo XIX para continuar todavía en nuestros días. Moreno y Saavedra son los exponentes de ese indisimulado separatismo que nos llevaría a perder la Banda Oriental, el Paraguay, el sur de Bolivia, y el territorio de Atacama del norte chileno.”
Puesto en claro la inestabilidad de la junta de gobierno por los intereses de dos facciones bien marcadas y la necesidad de controlar a los opositores, es que se van a mandar las distintas expediciones, a la Banda Oriental, al Paraguay y al Alto Perú.
La revolución de mayo ya está en Salta para Julio de 1810, es un periodo de agitación, inquietud, zozobra, etc.; el Cabildo se enfrentará al Gobernador Isasmendi , el conflicto marcará la nueva causa contra el antiguo régimen; el Gobernador encarcela a los regidores del cabildo y estos elegirán a un representante que lleve la adhesión de Salta a la Junta y la petición del reemplazo del Gobernador. Calixto Gauna, burla la vigilancia, se escapa y parte a Buenos Aires sin pérdida de tiempo para dar cuanta de la decisión del pueblo salteño.
Salta se pone en pie de guerra,  Es el Coronel de Milicias don Diego José de Pueyrredón quien tendrá a su cargo el cumplimiento de una comisión que bien establecida está en el comunicado de la junta del 28 de Julio de 1810 y que está transcripta en el Güemes Documentado tomo 1 página 184 y que en un párrafo dice “...no puede omitir el recordarle la importancia de la comisión que se le tiene conferida  para la aprehensión de los reos de estado y autores de la escandalosa convulsión de Córdoba....”.
“Güemes, se alista desde el primer momento como soldado de la Revolución de Mayo y forma una partida de sesenta jinetes de caballería bajo su mando...” así lo afirma Atilio Cornejo en “Güemes” página 53, este grupo al mando de Güemes quien es recomendado para esta comisión secreta por Diego de Pueyrredón será de vital importancia para la afirmación del nuevo régimen de gobierno.
Es importante transcribir las palabras de Mitre en la Historia de San Martín, que hacen referencia a esta partida. “La primera manifestación popular de la población de Salta, que acusó desde el principio una predisposición nativa, fue la organización de su milicia cívica, con caracteres espontáneos y originales, obrando con independencia y por inspiración propia en sus medios de ataque y defensa. Organizada en 1810, la guardia urbana de infantería  para alistamientos voluntarios de jóvenes, llamados entonces nobles o decentes, surgió de improviso del seno del pueblo una partida de caballería de campesinos, con instintos de cosacos y calidades de mamelucos, pero con tendencias y formas nuevas, acaudilladas por un oficial destinado  a ilustrarse por hechos memorables. Era este el Teniente Martín Güemes”
Se encomienda a Güemes el corte de comunicación entre el Alto Perú y los sublevados de Córdoba, para ello la partida se instalará en Humahuaca, en la casa del alcalde don Juan Francisco Pastor, de allí coloca Güemes centinelas y espías  en todos los caminos, con el fin de atajar al enemigo, interrumpir la comunicación y realizar observaciones de las fuerzas que poseían los realistas, los lugares en que estaban emplazadas, su capacidad bélica, su formación y cuales eran los desplazamientos. “No es extraño entonces que su nombre no figure en el acta de la sesión del 29 de agosto de 1810, pues Güemes ya estaba cumpliendo su misión secreta, y no era otra que la de destruir los planes del Mariscal de Campo, Don Vicente Nieto, quien pretendía unirse con los conjurados de Córdoba que bajo la dirección de Liniers y Concha preparaban la reacción española.” (Atilio Cornejo, Güemes, página 54).
Güemes fue el primero en llevar por la quebrada de Humahuaca la voz de la Junta, la partida de observación que dirigía era una verdadera avanzada de las fuerzas de la patriotas con todas las características de una vanguardia por su acción, su radio se extendía cada vez más llegando hasta las propias trincheras del enemigo, a 96 leguas de Salta. Hasta Potosí llegaron sus espías y  es por eso que se descubrió cerca de Jujuy una remesa de cien mil cartuchos y municiones de guerra que portaba Agustín Reina y que desde Potosí enviaba el gobernador Sanz a los realistas de Córdoba.
Las primeras balas que arrojó el fusil republicano sobre los estandartes de Pizarro fueron disparadas por el Capitán Güemes (afirma Puch).
Fue tan efectivo el trabajo de incomunicación que el General Goyeneche le informa al Virrey del Perú diciéndole que “nada sabía de Buenos Aires, ni le asomaba por parte alguna noticia de aquella capital, porque en Salta tenían obstruida la comunicación como con llave”
Encontrándose en Humahuaca Güemes es ascendido a Capitán el 22 de Septiembre de 1810.
Güemes y sus hombres se fueron internando en las provincias enemigas, y el campamento realista, logrando apoderarse de sus secretos, fue así que el 3 de septiembre recibiera un diario con todo lo pasado en Tupiza, sitio de la vanguardia enemiga, dando cuenta de las órdenes, armas, y fuerzas.
Preparaba Güemes el camino para la Primera Expedición al Alto Perú que conducía el General Ocampo y en cuya Vanguardia se encontraba Balcarce; proveyendo información y abriendo el camino, afianzando posiciones, hasta llegar a la fortificación de Cotagaita, el 27 de Octubre, allí al ver la imposibilidad de penetrar en la fortificación, Güemes se presentará a las puertas de la ciudad, la que el General Nieto había fortificado bien, aparentando una retirada, se retirará manteniéndose  a la vista del enemigo, hasta que el 31 de octubre, Nieto destaca una columna de 700 a 800 hombres al mando de Córdoba quien va a salir en persecución de Güemes, todos los días, los retenes de la División Salta se tirotean con la avanzada realista, huyen y se mantienen a la vista, hasta llegar el día 6 de Noviembre a Nazareno, donde acampa las tropas de Güemes, los españoles acamparán en Suipacha, río de por medio; en la medianoche del 6, Güemes recibe de Balcarce municiones y en la madrugada del día 7 sorprenderá a Córdoba (quien se hallaba seguro de ir tras un ejercito derrotado y franca huída), tal sorpresa llevara a que en el campo realista el pánico se apodere de ellos y en la desastrosa huída lleven la alarma, lo que provocará que hasta el mismísimo General Nieto huya de Cotagaita dejando todo, pertrechos, armas, todo, abandonando la fortificación.
Suipacha es la Primera Gran victoria de la patria, lástima que la inoperancia de los conductores del ejército de Buenos Aires permitieran la reorganización de los realistas, dado que produjeron una verdadera tregua con las celebraciones de Potosí, y no realizando la persecución que reclamaba Güemes para exterminar a los vencidos, pero eso es harina de otro costal.
Para finalizar, creo que es importante recordar las palabras de Atilio Cornejo (Güemes, página 54), “Güemes aparece así en Salta como el heraldo de la Revolución de Mayo, como el confidente y hombre de confianza de la Junta ante los Pueblos del Alto Perú, encargado de preparar el camino de la expedición libertadora que avanza a las órdenes de Balcarce y Castelli.
Sin Güemes, la Revolución habría muerto en la cuna, con las mismas consecuencias de la que justamente se llevó a cabo en el Alto Perú un año antes, con una terrible represión a los cabecillas y partícipes directos.

Publicado en la revista Vanguardia del Noa

Año 3 – Nº 3 – Marzo 2003

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